21 de julio de 2016
La asombrosa historia del gato que ya gastó sus siete vidas. (Argentina)

Dicen que todos los gatos tienen siete vidas. En el caso de Muki, esta afirmación ha resultado bastante literal. Muki es un gato que ha sobrevivido a bastantes situaciones dramáticas como para asegurar que el animal tenía como mínimo esas siete vidas.

Precisamente su primera vida gastada ocurrió la noche de su nacimiento. Su madre, una gata casi anciana, parió dos cachorritos con ayuda de su dueña. La sorpresa fue mayúscula cuando al día siguiente, los dos gatitos habían fallecido y en su lugar había un tercero que había nacido por su cuenta, más pequeño que los otros pero perfectamente sano.

A los cinco meses, Muki fue abandonado junto a su madre en un descampado. El destino quiso que sólo él sobreviviera al ataque de varios perros callejeros. Días más tarde fue rescatado por Inés, la hija de su antigua dueña, y devuelto al hogar.

Cuando parecía que su vida se había estabilizado, la mala suerte volvió a cebarse con el minino. En esta ocasión, unos ladrones robaron el coche de su dueña, con él dentro. Aunque consiguieron localizar el coche, no había rastro de Muki por ninguna parte.
Magullado, sucio y mucho más flaco, Muki consiguió regresar a su casa por su cuenta, demostrando una vez más que era un auténtico superviviente y que podía valerse por sí mismo incluso en las condiciones más adversas.

Pero las malas noticias no habían terminado para el animal. Al quedar Inés embaraza, Muki terminó en un refugio para animales debido al miedo a un posible contagio de toxoplasmosis. Allí tuvo que esperar durante un año a que alguien se fijara nuevamente en él. El problema es que la mujer que decidió llevarlo a su casa, tenía otros 25 gatos, por lo que la búsqueda de comida y cariño suponía una lucha diaría para Muki, que ya estaba cansado de pelear.

Después de eso, Muki pasó por varios hogares en los que no terminó de encajar y finalmente regresó a un albergue para animales, donde su carácter ya no era el mismo.

Tras casi dos años de separación con la que consideraba su familia, Muki tuvo un golpe de suerte. Inés regresó a buscarle, puesto que su hijo ya tenía un año. El camino desde luego fue duro, pero por fin hoy Muki descansa despreocupado en su veradero hogar. Eso sí, ha dejado de lado su vida de sobresaltos, porque sus siete vidas ya las ha gastado.