23 de agosto de 2016
Psicólogos canadienses encuentran el mejor modo para que un perro obedezca. (Canadá)

Un estudio sobre psicología canina asegura que funcionan mejor los elogios verbales que la comida para enseñar órdenes a nuestras mascotas.

La vinculación entre ser humano y perro ha sido estudiada como un modelo único de convivencia entre especies debido a su complejidad y singularidad. Y es que los lazos afectivos que se generan entre una persona y un perro escapan a todas las demás relaciones animales.

Este grupo de psicólogos de la Universidad de Emory y de la Corporación de Terapia Comprensiva de Mascotas, se ha centrado en los mecanismos neurológicos que rigen estos comportamientos afectivos, lo que ha permitido investigar qué estímulos son más efectivos a la hora de tratar a un perro.

El estudio utilizó para su análisis quince imagenes tomadas de diferentes regiones celebrales de los canes en los momentos de recibir elogios y comida. Los resultados determinaron algo en lo que muchos adiestradores de perros coincide, y es que los animales prefieren recibir un refuerzo social que alimentos.

Así, los perros respondieron con más rapiez ante caricias y alabanzas que ante una galleta o cualquier otro premio alimenticio. Ahora sólo falta estudiar qué factores son los que determinan que la respuesta de un perro sea más intensa ante un tipo de estímulo que otro.