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Síntomas y prevención de la rabia.
Seccion: Enfermedades
Por © PETSmana
La rabia es una enfermedad infecciosa causada por un virus que ataca directamente al sistema nervioso de cualquier mamífero. Se trata de una enfermedad zoonótica, es decir, se transmite de animales a personas y viceversa a través de la saliva. Es una enfermedad mortal y los animales que la sufren se vuelven peligrosos ya que puede afectar a sus niveles de agresividad.
La rabia es una enfermedad infecciosa causada por un virus de la familia Rhabdoviridae, ataca directamente al sistema nervioso de cualquier mamífero. Se trata de una enfermedad zoonótica, es decir, se transmite de animales a personas y viceversa a través de la saliva. Es una enfermedad mortal y los animales que la sufren se vuelven peligrosos ya que puede afectar a sus niveles de agresividad.
La rabia está presente en todo el mundo, exceptuando Australia, las islas británicas y la Antártica. El portador más conocido de rabia es el perro, aunque como hemos mencionado anteriormente, cualquier mamífero puede infectarse. También es común en animales silvestres como murciélagos, mapaches, zorrillos y zorros.
La rabia trasmite por el contacto con la saliva de los animales contagiados, normalmente, a través de un mordisco. Algunos estudios han identificado casos de trasmisión a través de partículas de aerosol flotando en el aire, pero solo se han dado en cuevas donde habitan numerosos murciélagos infectados.
Algunos animales como el zorrillo, pueden ser portadores pero no manifestar los síntomas, por ello hay que tener especial cuidado en las zonas rurales.
El tiempo de incubación de esta enfermedad varían en función a cada especie. En los perros suele aparecer entre las tres y ocho semanas después del contagio, en humanos tarda entre tres y seis semanas en manifestarse.
Los síntomas se dividen en tres fases, aunque no siempre se presentan todas.
La primera fase es la prodrómica, se caracteriza por una alteración en la conducta del animal, puede mostrar nerviosismo, ansiedad o aislamiento. Dependiendo del perro, puede comportarse de forma agresiva, recelosa, dócil… También pueden aparecer los primeros vestigios de fiebre.
La segunda fase es la furiosa, aumentará la irritabilidad del animal por la hipersensibilidad a estímulos visuales y auditivos, mostrará rechazo a la luz y al agua. El perro apenas descansa y parecerá estar activo la mayor parte del tiempo. Con el avance de la enfermedad pueden mostrarse desorientados y tener convulsiones. Asimismo, puede generar un exceso de salivación que forma espuma en el hocico del animal.
La última fase es la denominada paralítica, en ella se produce una parálisis de los músculos de la cabeza y el cuello del can. La mandíbula inferior se paraliza dejando la boca abierta. Eventualmente, la parálisis afecta al diafragma y el perro muere por insuficiencia respiratoria.
Actualmente, no existe cura para la rabia, una vez se presentan los signos clínicos de contagio el ser está condenado a la muerte. Asimismo, existen una serie de prevenciones para no contraer esta enfermedad, por ejemplo existe una vacuna que protege de la rabia y que debe ser suministrada a todos los cachorros. Se debe de repetir el vacunado periódicamente según lo indique el veterinario.
También existen vacunas preventivas para los seres humanos que tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad como profesionales que trabajan con animales, veterinarios, biólogos, adiestradores…
La rabia es una enfermedad infecciosa causada por un virus que ataca directamente al sistema nervioso de cualquier mamífero. Se trata de una enfermedad zoonótica, es decir, se transmite de animales a personas y viceversa a través de la saliva. Es una enfermedad mortal y los animales que la sufren se vuelven peligrosos ya que puede afectar a sus niveles de agresividad.
La rabia es una enfermedad infecciosa causada por un virus de la familia Rhabdoviridae, ataca directamente al sistema nervioso de cualquier mamífero. Se trata de una enfermedad zoonótica, es decir, se transmite de animales a personas y viceversa a través de la saliva. Es una enfermedad mortal y los animales que la sufren se vuelven peligrosos ya que puede afectar a sus niveles de agresividad.
La rabia está presente en todo el mundo, exceptuando Australia, las islas británicas y la Antártica. El portador más conocido de rabia es el perro, aunque como hemos mencionado anteriormente, cualquier mamífero puede infectarse. También es común en animales silvestres como murciélagos, mapaches, zorrillos y zorros.
La rabia trasmite por el contacto con la saliva de los animales contagiados, normalmente, a través de un mordisco. Algunos estudios han identificado casos de trasmisión a través de partículas de aerosol flotando en el aire, pero solo se han dado en cuevas donde habitan numerosos murciélagos infectados.
Algunos animales como el zorrillo, pueden ser portadores pero no manifestar los síntomas, por ello hay que tener especial cuidado en las zonas rurales.
El tiempo de incubación de esta enfermedad varían en función a cada especie. En los perros suele aparecer entre las tres y ocho semanas después del contagio, en humanos tarda entre tres y seis semanas en manifestarse.
Los síntomas se dividen en tres fases, aunque no siempre se presentan todas.
La primera fase es la prodrómica, se caracteriza por una alteración en la conducta del animal, puede mostrar nerviosismo, ansiedad o aislamiento. Dependiendo del perro, puede comportarse de forma agresiva, recelosa, dócil… También pueden aparecer los primeros vestigios de fiebre.
La segunda fase es la furiosa, aumentará la irritabilidad del animal por la hipersensibilidad a estímulos visuales y auditivos, mostrará rechazo a la luz y al agua. El perro apenas descansa y parecerá estar activo la mayor parte del tiempo. Con el avance de la enfermedad pueden mostrarse desorientados y tener convulsiones. Asimismo, puede generar un exceso de salivación que forma espuma en el hocico del animal.
La última fase es la denominada paralítica, en ella se produce una parálisis de los músculos de la cabeza y el cuello del can. La mandíbula inferior se paraliza dejando la boca abierta. Eventualmente, la parálisis afecta al diafragma y el perro muere por insuficiencia respiratoria.
Actualmente, no existe cura para la rabia, una vez se presentan los signos clínicos de contagio el ser está condenado a la muerte. Asimismo, existen una serie de prevenciones para no contraer esta enfermedad, por ejemplo existe una vacuna que protege de la rabia y que debe ser suministrada a todos los cachorros. Se debe de repetir el vacunado periódicamente según lo indique el veterinario.
También existen vacunas preventivas para los seres humanos que tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad como profesionales que trabajan con animales, veterinarios, biólogos, adiestradores…
La rabia trasmite por el contacto con la saliva de los animales contagiados, normalmente, a través de un mordisco. Algunos estudios han identificado casos de trasmisión a través de partículas de aerosol flotando en el aire, pero solo se han dado en cuevas donde habitan numerosos murciélagos infectados.
Algunos animales como el zorrillo, pueden ser portadores pero no manifestar los síntomas, por ello hay que tener especial cuidado en las zonas rurales.
El tiempo de incubación de esta enfermedad varían en función a cada especie. En los perros suele aparecer entre las tres y ocho semanas después del contagio, en humanos tarda entre tres y seis semanas en manifestarse.
Los síntomas se dividen en tres fases, aunque no siempre se presentan todas.
La primera fase es la prodrómica, se caracteriza por una alteración en la conducta del animal, puede mostrar nerviosismo, ansiedad o aislamiento. Dependiendo del perro, puede comportarse de forma agresiva, recelosa, dócil… También pueden aparecer los primeros vestigios de fiebre.
La segunda fase es la furiosa, aumentará la irritabilidad del animal por la hipersensibilidad a estímulos visuales y auditivos, mostrará rechazo a la luz y al agua. El perro apenas descansa y parecerá estar activo la mayor parte del tiempo. Con el avance de la enfermedad pueden mostrarse desorientados y tener convulsiones. Asimismo, puede generar un exceso de salivación que forma espuma en el hocico del animal.
La última fase es la denominada paralítica, en ella se produce una parálisis de los músculos de la cabeza y el cuello del can. La mandíbula inferior se paraliza dejando la boca abierta. Eventualmente, la parálisis afecta al diafragma y el perro muere por insuficiencia respiratoria.
Actualmente, no existe cura para la rabia, una vez se presentan los signos clínicos de contagio el ser está condenado a la muerte. Asimismo, existen una serie de prevenciones para no contraer esta enfermedad, por ejemplo existe una vacuna que protege de la rabia y que debe ser suministrada a todos los cachorros. Se debe de repetir el vacunado periódicamente según lo indique el veterinario.
También existen vacunas preventivas para los seres humanos que tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad como profesionales que trabajan con animales, veterinarios, biólogos, adiestradores…
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