El peligro de que los gatos consuman pescado.

A pesar de que se haya estereotipado al gato como un animal que adore el pescado, existen algunos problemas relacionados con el consumo de este alimento en gatos.  Aunque los felinos son animales carnívoros y, por tanto, el pescado debe formar parte de su dieta, comerlo en estado crudo puede ser perjudicial.

El pescado crudo puede provocar rigidez muscular en felinos, también denominado parálisis de Chastek. La razón es que contienen tiaminasa, un componente que destruye la vitamina B1, cuya carencia provoca la parálisis en los músculos del animal. Los gatos afectados pueden perder la capacidad de caminar correctamente, caerse, desarrollar una inclinación de la cabeza o en casos severos sufrir de convulsiones.

El atún, un alimento destinado al consumo exclusivo de humanos, también puede causar deficiencia de tiamina, así como deficiencia de vitamina E, lo que puede causar esteatitis, que es una acumulación de grasa debajo de la piel. Esta es una condición dolorosa y el gato no tolerará ser tocado y se mostrará reacio a moverse.

Por otra parte las vísceras de los pescados pueden contener diversas bacterias tóxicas para el gato, ocasionando vómitos, diarrea, fiebre y, en casos en los que no se actúa rápido, incluso la muerte.

También se debe considerar el peligro que suponen las espinas para el gato, pueden producir perforaciones en el esófago y obstrucciones intestinales. Además, conviene recordar que el pescado crudo contiene un parásito llamado anisakis que puede provocar en el gato molestias estomacales.

Por último, la contaminación de mercurio que presentan algunos peces, especialmente los que se sitúan en la cumbre de la cadena alimentaria. El envenenamiento por mercurio podría dar lugar a problemas en el sistema nervioso, aunque no existen evidencias de que esto suponga un peligro para los gatos.