Historia y normativa del Agility

Historia y normativa del Agility Border Terrier saltando valla   ©

El agility es la opción perfecta para aquellos que quieran hacer deporte junto a su mascota. Gracias al agility, tanto perro como dueño se mantendrán en forma a la vez que se desarrollan las capacidades físicas y mentales del animal y refuerzan el vínculo de unión entre ambos.

Fue en 1977 cuando el adiestrador canino Peter Meanwell comenzó a idear una actividad que permitiera entretener a los asistentes a las exposiciones caninas en Inglaterra. La presentación de esta actividad tuvo lugar en el Show Canino de Crufts de ese mismo año, recibiendo una gran aceptación. El año siguiente se produjo la presentación formal con la presencia de dos equipos y dada la simpatía que esta actividad generó en el público, las presentaciones se continuaron en los años siguientes. El Kennel Club de Reino Unido la reconocería oficialmente como deporte canino en 1980.

El agility está inspirado en el deporte olímpico de equitación. En él entran en juego tanto la habilidad individual como la destreza conjunta del perro y de su guía que les permite superar los distintos obstáculos que componen la prueba en un tiempo determinado. La naturaleza de los obstáculos es muy variada. Podemos encontrar slalom, pasarelas, balancines, muros, empalizadas, túneles, mesas, ruedas o saltos de altura o de longitud.

Existen tres categorías de competición. S “Mini” (Pequeña): Para perros con menos de 35cm de altura a la cruz. M “Midi” (Mediana): Para perros de 35cm o más, e inferiores a 43cm. L “Standard” (Grande): Para perros con 43cm o más de altura a la cruz.

La función del juez es formar la pista e indicar cuál es el tiempo de recorrido estándar (TRS), el tiempo de recorrido máximo permitido (TRM), la longitud de la pista y la velocidad que se debe llevar para poder completarla en el tiempo establecido. El guía deberá indicar al animal en qué orden se deben superar los distintos obstáculos. Cada vez que el perro comete una falta, es decir, tira algún obstáculo o no marca las zonas de los obstáculos de contacto como el balancín, la pasarela y la empalizada, se le penaliza con 5 puntos. La penalización es la misma en el caso de los rehúses. Para contabilizar el total de penalizaciones ha de sumarse los puntos derivados de faltas, rehúses y superación del TRS. En caso de que el animal supere el TRM, ejecute un obstáculo que no le corresponde o rehúse en tres ocasiones, quedará eliminado.

La R.S.C.E. (Real Sociedad Canina de España) y la F.C.I. (Federación Cinológica Internacional), establece en su reglamento que los recorridos deben organizarse en pistas oficiales cuyas dimensiones mínimas son de 30mx40m. La longitud del recorrido no será inferior a 100 metros ni superior a 200 metros y comprenderá entre 15 y 22 obstáculos dependiendo de la categoría de las pruebas. En cada recorrido habrá un mínimo de 7 vallas.

Los recorridos deben ser siempre nuevos para el perro ya que el único que tiene acceso a la pista antes de la competición es el guía para poder memorizar el recorrido. El guía deberá indicar al animal cuál es el orden de ejecución del recorrido únicamente con su voz y con sus gestos. El objetivo es que tanto guía como perro demuestren su habilidad para superar los distintos obstáculos en el menor tiempo posible.

No está permitido que el guía toque los obstáculos o al perro, ni tampoco llevar ningún objeto en la mano. Además, el perro no podrá llevar ningún collar o arnés durante el desarrollo de la prueba para poder evitar que estos se enganchen y se produzca algún percance mientras se enfrenta a los obstáculos.

Los perros deben someterse a un control veterinario antes de las competiciones para comprobar su estado de salud y verificar los certificados de vacunación antirrábica. No podrán competir aquellos perros que se encuentren enfermos o heridos ni  ninguna hembra en estado de gestación. En caso de que una hembra esté en celo podrá participar únicamente si se mantiene apartada del resto de participantes y compite en las últimas posiciones. Es necesario también realizar un test de socialización con el objetivo de comprobar que el animal no tiene comportamientos agresivos hacia las personas.