Como es la raza de perro Wolfhound Irish Wolfhound

Apariencia:

Se le reconoce como el perro más alto del mundo, muy igualado al Dogo Alemán o Gran Danés. Es enorme, imponente y musculoso, más delgado y elegante pero más robusto sin ser pesado.

El conjunto general de la cabeza y el cuerpo muestran un porte digno y altivo que inspira respeto. El hocico largo y moderadamente puntiagudo presenta unas fuertes mandíbulas que cuentan con dientes poderosos bien insertados que idealmente deben cerrar en tijera (la cara interna de los incisivos superiores en contacto con la cara externa de los inferiores), pero también se acepta la mordida en pinza (incisivos superiores chocan con los inferiores).

Perro Irish Wolfhound

Las orejas pequeñas, ojos almendrados oscuros, cuello alargado. La línea superior y su cola larga son ligeramente curvadas. Tiene un pelaje fuerte y duro en todo el cuerpo, pero especialmente sobre los ojos y debajo de la mandíbula, donde el pelo es más largo y duro. Se aceptan diferentes colores entre los que se encuentran: gris, atigrado, rojo, negro, blanco y leonado.

El cuerpo es largo y de tórax amplio. La espalda, más bien larga, se continúa con un lomo levemente curvado. La grupa es amplia entre las crestas ilíacas. El pecho es muy profundo para albergar un corazón grande que permita oxigenar la sangre durante la carrera intensa, y el antepecho es ancho. Las costillas están bien arqueadas y el vientre bien recogido.

Las extremidades anteriores son rectas y de osamenta fuerte, con hombros musculosos y oblicuos que dan amplitud al pecho, codos bien pegados al cuerpo y antebrazos musculosos. Las extremidades posteriores tienen muslos largos y musculosos, rodillas bien anguladas y patas  musculosas, largas y fuertes. Por su parte, los pies son grandes y redondos, con dedos bien arqueados y uñas fuertes y curvadas.

Carácter:

Es una de las razas más dóciles del mundo canino de tal forma que se les llama los "gigantes amables". Este tipo de perros sería ideal para la convivencia con los niños de no ser por el tamaño, que puede llegar a asustar a los más pequeños y dificultar su manejo.

Es equilibrado, tranquilo, dulce, amigable, tenaz en el trabajo y muy apegado a sus dueños a los que suelen brindarles una paciencia casi inimaginable y a quienes entregan una lealtad a toda prueba.

Cuenta con una capacidad de aprendizaje media. Su nobleza es tal que no se recomienda como perro de guardia y protección, pero su tamaño impone enormemente. Su instinto de pastoreo y cacería es elevado, así como su adaptabilidad a la convivencia con otros perros.

No es un perro que disfrute en soledad por ser muy sensible y necesita relacionarse con personas, por lo que una correcta socialización es fundamental para desarrollar su personalidad entrañable, característica de esta raza. Si bien es afectuoso, es un tanto independiente.

Irish Wolfhound de lado 

Sociabilizan muy bien con perros y otros animales si se les educa desde cachorros. Sin embargo, sus instintos cazadores pueden aflorar con animales pequeños, e incluso con perros de razas pequeñas. Por tanto, hay que dedicarle suficiente tiempo y esfuerzo a la socialización del cachorro.

Son fáciles de entrenar y se adaptan bien a diferentes técnicas de adiestramiento. Sin embargo, es recomendable utilizar métodos positivos.

Puede ser un animal muy peligroso cuando ataca, pero no es un perro con fuerte instinto territorial. Por tanto, es muy difícil entrenarlo para guarda o defensa.

Aunque de adulto necesita mucho ejercicio, no es bueno forzarlo a ejercitarse (especialmente cuando es cachorro) para no causarle daños. Es mejor dejar que sea el mismo quien decida cuánto ejercicio necesita.

Cuidados y Salud:

Conviene cepillar su pelo a diario para eliminar el pelo muerto y evitar cualquier nudo.

Es un perro rústico, no requiere mayores cuidados cotidianos pero debido a su tamaño gigante y al crecimiento exponencial por el que atraviesa durante el primer año de vida, requerirá cuidados especiales durante esta etapa. No deben correr largas distancias ni hacer largas caminatas, ni saltar, ni subir escaleras ya que pueden lastimar sus articulaciones y huesos todavía frágiles por estar en constante crecimiento.

Deben tener un lugar apartado donde poder dormir mucho sin ser molestados ya que el crecimiento formidable en esta etapa les hace consumir muchísima energía. Puede desarrollar callos si se permite que se recueste sobre superficies duras con demasiada frecuencia.

Irish Wolfhound tumbado

La alimentación debe proporcionarse repartida en tres tomas diarias para procurar evitar posibles torsiones gástricas y, preferiblemente, el recipiente debería situarse sobre lugares elevados.

Son perros que necesitan espacios amplios. Deben tener suficiente lugar para correr y para moverse libremente (aunque durante el primer año de vida la actividad física será restringida) y en caso de que el espacio donde viven no sea suficientemente grande, deberán hacer largas caminatas diarias pues necesita correr y caminar para fortalecer su musculatura y tener un estado físico saludable.

Además, la raza es proclive a ciertas enfermedades hereditarias, como la displasia de cadera (común en razas gigantes), cardiomiopatías, cáncer de huesos, torsión gástrica y atrofia progresiva de la retina. Es bueno hacer los chequeos que sugiera el veterinario para descartar estas enfermedades o, de ser necesario, darles tratamiento preventivo.

Historia:

Conocido desde el año 395, descienden de los lebreles utilizados por los Celtas de Irlanda para la cacería del lobo, ciervo y otras presas de gran tamaño; posteriormente los romanos lo importaron desde Irlanda y se encuentra relacionado con el Dogo Alemán y el  Deerhound Escocés. Probablemente descendientes de lebreles egipcios, los ancestros del lebrel irlandés fueron criados por tribus celtas que gustaban de perros de caza grandes.

La primera mención clara del Wolfhound irlandés se produjo en Roma en el año 391. La raza se hizo famosa por su imponente estatura y habilidad en la lucha contra los animales salvajes en los deportes de arena. Fue tan aclamado en Irlanda, que se convirtió en el tema de muchas leyendas que narran su valor en el combate y persecución. El nombre irlandés para la raza es Cu Faoil. Favorecido por jefes irlandeses para la caza, se ganó su reputación como un cazador sin igual de lobos y alces. Hay ejemplos de perros muy similares a los actuales desde el siglo XVII.

Desde la Edad Media hasta el siglo XVII, los galgos irlandeses eran regalos muy apreciados entre los nobles europeos lo que favoreció su difusión. Con la extinción del lobo en Irlanda en el siglo XVIII, comienza la disminución de los ejemplares de la raza. En el siglo XIX, estaban casi extintos en Irlanda, y la hambruna de 1845 prácticamente diezmó a la raza.

Dos ejemplares de Irish Wolfhound 

En 1869, el capitán George A. Graham decidió recuperar la raza, una tarea que llevó a cabo mediante el cruce de los pocos Wolfhound existentes con razas como el Deerhound Escocés, así como el Gran Danés, el Borzoi e incluso el perro lobo tibetano. Cuando presentó por primera vez en una exposición canina en la década de 1870, el renacer del Wolfhound causó impresión. Su aspecto atrae a muchos admiradores, pero su popularidad se ve atenuada por los aspectos prácticos de mantener un perro de gran tamaño. En algunas películas de trama medieval o clásica, se observan ejemplares de la raza acompañando a protagonistas o en las muy típicas alrededor de la chimenea y también en escenas de caza.

Un tiempo después, el Kennel Club de Irlanda reconoce el resultado de esos cruces y habilita una categoría para la raza en una exposición realizada el año 1879. El año 1885 se forma el primer club de la raza. También existen clubs en Estados Unidos, países nórdicos y centro europeos.

Ya casi no se usa para la caza, y prácticamente se ha convertido en un hermoso perro de exposición y un maravilloso perro mascota. Eso sí, sus cualidades de cazador no se han perdido y todavía hay algunos cazadores apegados a sus tradiciones y que utilizan a estos perros para perseguir y capturar a las presas. Hay ejemplos gráficos en los que aparecen en colleras sujetos a la mano del encargado de suelta una vez avistada la pieza.